Category Archives: Blog de Historia

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Portada del libro "El Secreto de los Balbo"

El Secreto de los Balbo estará en las librerías a partir del 23 de febrero

La nueva obra de J. A. Ortega, publicada por Editorial GoodBooks, se centra en la figura de un personaje de origen gaditano que gozó de notable protagonismo en la Roma de César y será presentada el próximo mes de marzo.

El nuevo y último libro del periodista y escritor barreño es una crónica novelada sobre uno de los períodos más apasionantes de la historia de Roma contada a través de uno de sus protagonistas. Un personaje de origen gaditano que, pese a no ser muy conocido del gran público, tuvo un protagonismo notable en muchos de los acontecimientos que se sucedieron durante la transición de la República al Imperio. Lucio Cornelio Balbo El Menor, sobrino de Lucio Cornelio Balbo El Mayor, amigo y confidente de Gayo Julio César.

Contraportada del libro "El Secreto de los Balbo"El argumento gira en torno a un supuesto crimen nunca resuelto, ocurrido 15 años antes de la muerte del célebre dictador, y los enredos políticos que se suceden desde que este ínclito ciudadano romano accede a su primer consulado (59 a. C.) hasta que alcanza el poder absoluto.

El texto, no obstante, ofrece a lo largo de todas sus páginas una versión novedosa respecto al desarrollo de muchos de los hechos de la época sobre los que se tienen noticias y plantea alguna que otra hipótesis que sorprende. En particular, sobre la conspiración y el magnicidio de los idus de marzo del 44 a. C., sobre el idilio amoroso entre Cleopatra, reina de Egipto, y Marco Antonio, y sobre la relación de este último con Gayo Octavio, que luego habría de convertirse en César Augusto. Además, está repleta de detalladas referencias tanto históricas como literarias, fruto de una amplia e intensa labor de documentación y consulta de numerosas fuentes.

Balbo El Menor

Lucio Cornelio Balbo El Menor, destacado político y militar nacido en Gades hacia el año 75 a. C., participó en la Conquista de las Galias y desempeñó un importante papel en la Guerra Civil que enfrentó a los partidarios de César con los de Gneo Pompeyo Magno, combatiendo en las campañas de Oriente, Egipto, África e Hispania. En su cursus honorum llegó a los cargos de cuestor, propretor y procónsul. Fue miembro del Senado, contó con la amistad y confianza de Augusto y celebró un triunfo el año 19 a. C. por sus victorias sobre los gétulos y los garamantes en tierras norteafricanas, convirtiéndose en el primer ciudadano no nacido en la Península Itálica en gozar de tal distinción.

También patrocinó, gracias a su fortuna, el engrandecimiento y embellecimiento de su ciudad natal, así como la construcción de varios edificios públicos en la capital del gran imperio (entre ellos un teatro consagrado el 13 a. C., que fue ya tenido como una joya de la arquitectura entre sus contemporáneos), e incluso se ejercitó en el oficio de las letras, al igual que otros muchos representantes de la nobleza y la clase ecuestre de su tiempo.

La novela, en la que el autor ha estado trabajando a lo largo de los últimos cuatro años, estará en las librerías a partir del 23 de febrero y será presentada en Los Barrios el próximo mes de marzo.

Reseña biográfica

J. A. Ortega nació en Los Barrios, provincia de Cádiz, el 4 de enero de 1965. Es periodista y licenciado en Ciencias Políticas y Sociología.

Hasta la fecha ha publicado cuentos y poemas en antologías compartidas y revistas literarias, tanto en España como en el exterior, y tres libros: “El Reino de las Sirenas” (Ediciones Atlantis, 2011); “El clan de los ilusos” (Publicaciones del Sur, 1999) y “Viaje de regreso” (1996).

Asimismo tiene en su haber numerosos artículos de opinión, reportajes y entrevistas y textos para obras de recopilación histórica y de memorias de personajes conocidos de la comarca campogibraltareña, en la que reside, como fruto de su carrera profesional.

Ha trabajado para los periódicos Europa Sur y El Faro de Algeciras Información. En la actualidad escribe para el diario Viva Campo de Gibraltar, colabora con el periódico digital Noticias de la Villa y es asiduo de tertulias y programas informativos y de entretenimiento en espacios radiofónicos de diferentes emisoras locales.


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Mapa de Tartessos

Nueva investigación ubica Tartessos en una isla fluvial del río Barbate

El filólogo Alberto Porlan (Madrid, 1947), especialista en toponimia y autor de la monumental “Los nombres de Europa”, ha reunido sus trabajos sobre Tartessos en “Tartessos. Un nuevo paradigma” y ha dicho a Efe que la capital del antiguo reino pudo estar en una isla fluvial del río Barbate.

Sevilla, 13 feb (EFE).- Se trata de la isla de 75 hectáreas de extensión que se encuentra al norte de la antigua laguna de la Janda (Cádiz), en la que aún no se ha efectuado ninguna prospección arqueológica, ya que las dirigidas por Porlan a finales de los años ochenta y que dieron resultado negativo se efectuaron en otra isla fluvial del Barbate de mucho mayor tamaño, situada un poco más al sur.

Esa isla fluvial del Barbate se encuentra próxima a la localidad de Benalup de Sidonia (Cádiz), en el término municipal de Medina Sidonia (Cádiz), y también próxima a la antigua laguna de la Janda, desecada en los años cuarenta -en lo que Porlan considera “una salvajada monstruosa” en el plano medioambiental- cuando fue la mayor laguna sin escorrentía de la Península, con 14 kilómetros de distancia entre orillas.

Esa laguna, que en la antigüedad pudo ser aún mayor, es la que Porlan considera el lago que todas las fuentes de la antigüedad histórica ubican junto a Tartessos y que Adolf Shulten y otros arqueólogos han identificado con la desembocadura del Guadalquivir, un gran delta en la antigüedad.

Porlan sostiene que el Guadalquivir no era el río de Tartessos porque los relatos de la antigüedad histórica hablan de “un día de camino” desde esa ciudad hasta las Columnas de Hércules, el Estrecho de Gibraltar, justo el tiempo que tarda en recorrerse el trayecto entre la comarca gaditana de la Janda y el Estrecho -unos 40 kilómetros-, mientras que la desembocadura del Guadalquivir está a unos 120 kilómetros del Estrecho.

Origen: Nueva investigación ubica Tartessos en una isla fluvial del río Barbate | La túnica de Neso


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Entrevista para el programa "Arte y Cultura: aunando orillas"

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Anfiteatro Flavio

Roma: Termina la restauración. El Coliseo, libre de andamios

 

La restauración devuelve los colores originales al Anfiteatro Flavio. Iniciado el desmontaje de los andamios de la fachada exterior; en marcha los trabajos para la construcción del centro de servicios, con el bar y la librería.

Fuente: CARLO ALBERTO BUCCI |  La Repubblica     06/02/2016
Fotos: Angelo Franceschi/F3Press

Los trabajos de limpieza y consolidación del Coliseo han concluido tres años después de su inicio. Pasarán sin embargo décadas antes de que la elipse exterior del monumento más visitado de Italia (6 millones de personas al año) deje de necesitar andamios. Los actuales estarán desmontados antes de Pascua. Mientras, puertas y rejas de hierro, al estilo antiguo, “estarán aquí a finales de febrero, de modo que podremos completar su instalación a lo largo de los 79 arcos”, anuncia el arquitecto Alex Amirfeiz, presidente de Aspera, la sociedad que en julio de 2014 sustituyó a Gherardi dando un importante impulso (doblando las fuerzas de trabajo) a las obras de la polémica. Sin embargo, nuevos andamios pronto rodearán otra vez el Coliseo.

Entretanto, en el interior, junto a una de las escaleras, está la zona de trabajo para la conservación extraordinaria de la parte superior de los muros, pagada por la Superintendencia Arqueológica. Y, sobre todo, para completar la financiación de 25 millones (22% de IVA) de Diego Della Valle (que para la fachada está desembolsando 6,5 millones), la zona de trabajo para la restauración de los subterráneos; y en el exterior, la zona de obras -que se llevarán a cabo casi al mismo tiempo- para la construcción del nuevo centro de servicios (con bar, aseos y librería) proyectado en el montículo de hierba junto al Arco de Constantino; Por último, como tercer paso, el andamiaje para la limpieza y la consolidación del travertino y los ladrillos de los corredores interiores.

Origen: Roma: Termina la restauración. El Coliseo, libre de andamios tres años después | La túnica de Neso


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Guerras cántabras, el sacrificio de un pueblo

En el año 218 a.c., los íberos y demás pueblos de la península vieron como los romanos ponían pie en Hispania por primera vez, a partir de entonces comenzó una relación entre estas dos culturas que tendría su fin casi dos siglos después. Y es que Hispania se reveló como una de las provincias más leales, prósperas y queridas de todo el imperio. Pero hasta que esto sucedió miles de vidas fueron sesgadas en atroces guerras, implacables asedios y genocidios de tribus enteras.
Las guerras cántabras fueron el último halo de libertad de estos pueblos, que recogían el testigo de otras hazañas como la deNumancia, o la resistencia de Viriato, y dan fe de por que Iberia era el Vietnam de los romanos.
El 16 de Enero del año 27 a.c., Cayo Octavio pasaba a ser César Augusto, Princeps, el primero entre iguales, el primer emperador de Roma. Había derrotado a todos sus rivales en la guerra civil, pero no tenia ninguna victoria sobre un pueblo extranjero, debía afianzar su liderazgo sometiendo algún pueblo bárbaro.
Muchos pensaron que lo correcto sería continuar las gestas de su padre adoptivo, Julio César, por lo tanto germanos y britanos tenían todas las papeletas para ser conquistados. Pero Augusto quería una victoria totalmente suya de principio a fin y el escenario perfecto era el norte de Hispania, el último reducto de libertad de toda la península.
Realmente las hostilidades ya habían comenzado dos años antes, en el 29 a.c., Statilio Tauro realizaba una expedición de castigo contra los vacceos que estaban apoyados por cántabros y astures. Los últimos reductos de los vacceos fueron tomados y “pacificados” quedando toda la celtiberia sometida, el propio Statilio Tauro recibió el titulo de Imperator por el propio Augusto. Los cántabros y astures se retiraron a sus oppida -oppidum en singular- en las montañas del norte, conocedores de que la derrota de los celtíberos dejaba a los romanos en una buena posición desde donde lanzar una campaña contra ellos.

Origen: Guerras cántabras, el sacrificio de un pueblo –


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Asedio de Cartago, el fin de una civilización

Si tuviéramos que decidir cuál fue el mayor enemigo de Roma, muchos pensaríamos en Cartago,  y el asedio de ésta ciudad norteafricana situada en el Túnez actual deja constancia de ello. Fue tal el empeño de los romanos en eliminar en esta cultura, que lo queda es lo que los propios romanos nos dejaron, sin tener la posibilidad de saber la “versión” púnica.

Habían pasado casi 40 años desde Zama, los romanos poco a poco iban convirtiendo el mediterráneo en un mar privado, adueñándose o subyugando las tierras de la cuenca; en ésta época Cartago distaba mucho de ser la potencia militar de los años de Aníbal,  pero en el apartado económico era otra cosa. Después de la victoria de Escipión, finalizada ya la segunda guerra púnica,  en el año 201 a.c., los romanos impusieron a los vencidos un tributo desorbitado para asegurarse la hegemonía en el mediterráneo occidental,  manteniendo bajo control las finanzas púnicas. Pero Cartago pagó el tributo estipulado para 50 años en tan sólo 10, ahí estaba el peligro real de los norteafricanos,  aunque perdían las guerras, se recuperaban muy rápido económicamente,  y como sus ejércitos estaban compuestos en su mayoría por mercenarios no tenían que perder tiempo en entrenar tropas nuevas.

Y el mayor detractor de la urbe africana, Catón el viejo, lo sabía, después de una visita a la ciudad como embajador, quedó horrorizado ante la recuperación y prosperidad de los púnicos,  a partir de entonces el rancio senador y censor terminaría todos sus discursos independientemente del tema que tratara con la frase: Carthago delenda est: Cartago debe ser destruida. Y los dioses debieron escucharle por que en el año 151 a.c. Numidia,  aliado de los romanos, invadió territorio cartaginés sin previo aviso, los sufetes -senado cartaginés- decidieron defenderse mandando un ejército al mando de un tal Asdrúbal el beotarca, pero fueron derrotados.

Roma había prohibido a Cartago realizar movimientos militares o declarar guerras sin su consentimiento, así que ya tenían casus belli para declarar la guerra. De inmediato los cartagineses se rindieron incondicionalmente, entregando incluso a 300 rehenes, hijos de notables de la ciudad como acto de buena fe, alegando que actuaron en defensa de los territorios establecidos por el propio senado romano,  pero ya no había vuelta atrás, y en número de 80.000, las legiones desembarcaron en África.

Origen: Asedio de Cartago, el fin de una civilización –


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Vista del Campo de Gibraltar

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Vista panorámica de Roma con el coliseo como centro

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Il Colosseo ripreso dal droneLe incredibili ed imponenti immagini del Colosseo riprese dal drone. Riprese effettuate da Mauro Sciambi.Segui Roma Fanpage.it

Posted by Roma Fanpage.it on Sábado, 13 de diciembre de 2014


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El abastecimiento al ejército romano durante el Imperio

En  las expediciones militares cada soldado cargaba con su equipamiento (sarcina), que incluía sus propias armas (entre 18-22 kg), su ropa y muda (una túnica y una capa que no superarían los 3 kg), su equipo de cocina (que según Plutarco Plu. Mor.201C incluiría una cazuela, un vaso para beber y un asador) y las raciones alimentarias (cibus castrensis, de la que tenemos muy buenas descripciones en la Historia Augusta), que  solían consistir en alimentos cocinados que requerían una mínima preparación para evitar ser localizados por el enemigo al usarse fuego. En total, unos 40 kg,  algo sin duda excesivo.

En la dieta de un legionario romano en condiciones normales podemos encontrar alimentos que obtenían en el lugar y otros que llegaban del exterior, generalmente de provincias que abastecían con sus productos a las lejanas legiones acantonadas. Entre los primeros encontramos el cereal, que era el elemento básico en la dieta de un soldado romano, tanto en el cuartel como durante la campaña, difiriendo solamente en que si en el cuartel se disponía de tiempo para moler el trigo y hacer pan, durante la campaña era más conveniente llevar algo preparado como galletas (bucellatum), que además pesaba menos. Cuando hablamos de cereal nos referimos mayoritariamente a trigo, aunque no sólo se consumiría esto; por ejemplo, para los campamentos del limes germano se han atestiguado hasta ocho clases de cereales entre los que se encontrarían: cebada (hordeum), escaba (triticum diccocum), espelta (triticum espelta), trigo (triticum durum o triticum aestivum), trigo carraón (triticum monococcum), Mijo (panicum miliaceum) y centeno (secane cereale). A partir de estos se obtenían diferentes platos como gachas, pastas, sopas y sobre todo pan. El pan que se consumía en campaña podía ser de dos tipos: panis militaris, que era el más común, el que Plinio nos dice que era ‹‹integral›› (Plin. H.N. 18.67), y otro de mayor calidad que tal vez no estaba al alcance de todos, sino de los oficiales, el panis militaris mundus.

Origen: El abastecimiento al ejército romano durante el Imperio (II) – temporamagazine.com


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Una cruel matanza, la primera guerra de la Historia

Un estudio publicado en «Nature» analiza un yacimiento cercano al lago Turkana, en Kenia, en el que se han encontrado los restos de 27 personas que murieron golpeadas, maniatadas y atravesadas por flechas, en el que puede ser uno de los primeros actos de violencia organizada de la humanidad.

Un equipo de investigadores del Centro Leverhulme de Estudios Evolutivos Humanos, de la Universidad de Cambridge, ha encontrado en Nataruk, Kenia, a solo 30 kilómetros del lago Turkana, los huesos fosilizados de un grupo de cazadores recolectores que fueron literalmente masacradoshace cerca de 10.000 años. Se trata de restos parciales de por lo menos 27 individuos, entre los que hay ocho mujeres y seis niños. Según los científicos, estamos aunte una auténtica matanza prehistórica que retrasa en varios miles de años el origen de la guerra tal y como la entendemos en la actualidad. El estudio aparece hoy en «Nature».

Doce de los esqueletos están prácticamente completos, y hasta diez de ellos muestran signos evidentes de una muerte violenta: traumatismos en cráneos y pómulos; manos, rodillas y costillas rotas; lesiones de flecha en el cuello y fragmentos de proyectiles de piedra en el cráneo y el tórax de dos de los hombres así lo atestiguan.

Varios de los esqueletos fueron encontrados boca abajo, la mayoría de ellos con graves fracturas craneales. Por lo menos otros cinco mostraban indicios de haber sufrido fuertes traumatismos, algunos provocados por flechas. La posición de otros cuatro sugiere que estuvieron con las manos atadas, lo que incluye a una mujer en avanzado estado de gestación, como indica la presencia de huesos fetales.

 Los cuerpos, además, no fueron enterrados. Algunos cayeron a una laguna que se secó hace ya mucho tiempo, conservando los huesos en su sedimento.

Los hallazgos sugieren que este grupo de cazadores recolectores, quizá miembros de un clan mucho mayor, fueron atacados y muertos por un grupo rival de recolectores prehistóricos. Los investigadores creen que estamos ante la primera evidencia histórica científicamente documentada de un conflicto humano, un antiguo precursor de lo que hoy llamamos guerra.

Los orígenes de la guerra

Los orígenes de la guerra, en efecto, son muy controvertidos. Algunos piensan que la capacidad para la violencia organizada tiene raíces muy profundas en la historia evolutiva de nuestra especie, mientras que otros sostienen que surge de la idea de «propiedad» que se desarrolla después de que los humanos dejaran la vída nómada y se asentaran, dando origen a la agricultura.

Por eso la matanza de Nataruk resulta tan importante. Se trata, de hecho, del primer registro disponible de violencia inter grupal entre cazadores recolectores de vida nómada.

En palabras de Marta Mirazon Lahr, de la Universidad de Cambridge y autora principal del estudio, «las muertes de Nataruk dan testimonio de la antiguedad que tienen la violencia entre grupos y la guerra. Estos restos humanos muestran la matanza intencionada de un pequeño grupo de recolectores que no fueron enterrados, y proporciona una evidencia única de que la guerra formaba parte del repertorio de las relaciones inter grupales entre los cazadores recolectores prehistóricos».

Origen: Una cruel matanza, la primera guerra de la Historia


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